“Curándonos desde Adentro” por Louise
Hay
Con el fin de eliminar
para siempre un trastorno, hemos de trabajar primero en disolver la causa
mental. He aprendido que para cada trastorno en nuestra vida hay una
«necesidad»; de otra manera no lo tendríamos.
El síntoma es sólo un efecto
externo. Debemos entrar en nuestro interior para disolver la causa mental. A
esto se debe que
Así pues, antes de comenzar
las afirmaciones de nuevas pautas de pensamiento, es necesario trabajar en la
buena disposición a dejar marchar la necesidad de cigarrillos, exceso de peso o
de lo que sea. Cuando la necesidad haya desaparecido, el efecto externo también
desaparecerá. Ninguna planta puede vivir cuando se la arranca de raíz.
Las pautas mentales causantes de la mayoría
de los malestares del cuerpo son la crítica, la rabia, el resentimiento y la
culpa. Si uno se entrega a la crítica durante un tiempo suficiente, suele
conducir a enfermedades como la artritis. La rabia se transforma en cosas que
hacen hervir, queman e infectan el cuerpo.
El resentimiento que se
alberga durante mucho tiempo se encona y corroe el yo conduciendo finalmente a
la formación de tumores y cáncer. La culpa siempre busca castigo y conduce al
dolor.
Es mucho más fácil dejar
marchar estas pautas de pensamiento negativas cuando estamos sanos que tratar
de erradicarlas bajo la influencia del pánico y ante la amenaza del bisturí.
Hace unos años me diagnosticaron un cáncer
de vagina. No era en absoluto extraño que tuviera
cáncer en la región vaginal habiendo sido violada a los cinco años de edad, y
habiendo sido una niña maltratada.
Cuando se manifestó la enfermedad
ya llevaba varios años como profesora de sanación,
por lo cual fui muy consciente de que en ese momento se me daba la oportunidad
de practicar y demostrar en mí misma lo que enseñaba a otros.
Como cualquier persona a la
que se le dice que tiene cáncer, me invadió el terror. Y sin embargo, yo sabía
que la curación mental era efectiva. Consciente de que el cáncer proviene de
una actitud de resentimiento muy hondo que se mantiene durante mucho tiempo
hasta que literalmente corroe el cuerpo, sabía que tenía que hacer muchísimo
trabajo mental.
Comprendí que si me operaban
para quitarme el cáncer y no quitaba la pauta mental que lo había creado, los
médicos irían cortando trozos de mí hasta que no hubiera más de mí que cortar.
Si me hacían la operación y al mismo tiempo yo quitaba esa pauta mental que lo
causaba, entonces no reaparecería el cáncer.
Cuando el cáncer o cualquier
otra enfermedad reaparecen no creo que se deba a que el médico «no quitó todo»,
sino más bien a que el paciente no ha hecho ningún cambio mental y por
consiguiente vuelve a crear la misma enfermedad. También sabía que si conseguía
eliminar la pauta mental que había creado el trastorno llamado cáncer, no
tendrían necesidad del médico.
Me puse a trabajar con mi
maestro para eliminar ese viejo resentimiento. Hasta ese momento yo no tenía el
menor conocimiento de que albergaba ese profundo rencor. Muchas veces estamos
ciegos a nuestras propias pautas.
Era necesario que trabajara mucho en el
perdón así como desintoxicar completamente mi cuerpo y en seis meses conseguí
que los médicos estuvieran de acuerdo con lo que yo ya sabía: que ya no tenía
ninguna forma de cáncer.
Sé que por muy horrible que parezca la
situación, si se está dispuesto a realizar el trabajo de liberar y perdonar, se
puede curar prácticamente cualquier cosa.
La palabra «incurable» que
tanto atemoriza a muchas personas, en realidad sólo significa que ese trastorno
en particular no se puede curar por métodos «externos» y que para efectuar la
curación debemos «entrar adentro». El trastorno se originó de la nada y volverá
a la nada.
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