Marzo 28, 2014 en Ciencia, Desarrollo
personal, Salud
Tengo
35 años. Nací en Líbano y vivo en Montreal con mi pareja. Estoy posdoctorado en radiocirugía,
especialista en física nuclear y neuropsicología. Soy investigador y jefe
de radiocirugía del hospital Maisonneuve-Rosemont y docente de neurología. La verdad está en
todo.
Somos vacío
Lo dijo Saint-Exupéry: lo esencial es
invisible a los ojos, y el doctor Boukaram lo
argumenta científicamente en El poder anticáncer de
las emociones (Luciérnaga). Dice que vivimos en un mundo
esencialmente inmaterial y recoge investigaciones interesantísimas que
demuestran, por ejemplo, que la luz del sol es esencial para nuestra
supervivencia y que ayuda a combatir el cáncer, que pasear por bosques mejora
el sistema inmunológico y que en Europa un caso de cáncer de cada siete podría
evitarse cada año si la gente hiciera ejercicio. Pero lo más sorprendente es
descubrir que somos básicamente vacío y que el
universo está reflejado en cada una de nuestras células.
Ciencias como la epigenética y la física cuántica sacuden los fundamentos de
la vida que creíamos conocer.
Empecemos por analizar lo que somos.
Los átomos forman la totalidad del mundo físico que conocemos, incluyendo cada
célula de nuestro cuerpo. El núcleo del átomo lo forman protones y neutrones y
a su alrededor giran los electrones.
¿Como un sistema planetario?
Sí, y como en el sistema solar una enorme distancia separa los electrones del
núcleo; eso significa que el mundo material se compone principalmente de vacío.
Entonces nosotros también estamos constituidos principalmente de
vacío.
Rotundamente sí. Y recientemente se ha descubierto que en el interior del átomo
existen otras partículas subatómicas formadas por pequeñas cuerdas de energía
que vibran (teoría de las cuerdas), es decir que no estamos formados por
partículas físicas: La materia parece ser una ilusión.
Eso nunca lo he entendido.
Ya lo dijo Einstein: el mundo físico no es sino una manifestación del mundo
inmaterial. Emociones y pensamientos generan ondas que pueden materializarse en
el mundo físico. Piense en los nuevos videojuegos que se controlan con la
mente: el casco de electrodos sirve como una interfaz para convertir la
información mental en órdenes.
¿Qué nos dice la epigenética?
Que el ADN de las células se adapta al entorno (bioquímico, social, ambiental,
emocional, electromagnético…), de manera que podemos modificar nuestro ADN,
porque el entorno inmediato de nuestras células somos nosotros mismos.
¿Somos un micromundo?
Vemos nuestra piel como algo sólido que nos separa de lo demás, pero en
realidad nuestras células, átomos, piel y cuerpo interactúan con el universo.
Muy poético. ¿Puede explicármelo?
Todo, materia incluida, se compone de haces de energía que vibran. Las
vibraciones son información codificada organizada en sistemas. Las moléculas
forman la célula, las células, órganos; los órganos, sistemas (locomotor,
digestivo, respiratorio), y los sistemas, el ser humano. Los humanos forman
poblaciones que componen el planeta, los planetas forman el sistema solar, los
diferentes sistemas solares forman galaxias…
¿Como muñecas rusas?
Exacto: cada pieza del universo ya contiene en sí misma el mundo en el que se
refleja a pequeña escala. Somos un todo y todo está interconectado. De hecho,
la física cuántica ha demostrado que nuestros más pequeños componentes se
comunican entre sí con el resto del universo al mismo tiempo. Es el fenómeno
del entrelazamiento cuántico.
¿Pero de qué nos sirve comprenderlo?
Los sentidos nos crean la ilusión de que vivimos en un mundo material, y así
nos convertimos en prisioneros de ese mundo construido por nosotros mismos y
perdemos capacidades esenciales como la de regenerarnos.
Es teoría.
El doctor Meryl Rose injertó en salamandras tumores cancerosos y luego amputó
los miembros enfermos. Las extremidades volvieron a crecer a los pocos días y
no quedaba ni rastro de células negativas. Hay una fuerza transmitida a través
de los nervios que actúa milagrosamente y cura el cáncer.
Hay muchos científicos investigando ese tema, puede que algún día…
Otro fenómeno interesante es la resonancia: cuando se tañe la cuerda de una
guitarra las otras vibran con la misma frecuencia sin que nadie las toque. La
resonancia es un medio de comunicación instantáneo. Transmitimos nuestros
pensamientos a nuestras células por ese principio, y eso afecta a nuestro
entorno y a todo nuestro cuerpo, incluido el ADN.
¿Qué otras informaciones debemos incorporar?
La glándula pineal es nuestro reloj
interno, nuestro detector de luz: después de haber estado expuestos a la luz,
segrega melatonina, la hormona reguladora del sueño.
Es decir que lo que regula la producción de la hormona, una molécula, es la
luz, lo inmaterial.
El cáncer es una enfermedad multifactorial.
Pero las características determinantes que nos predisponen al cáncer son la
desesperación y la represión de las emociones. Para prevenirlo deberíamos
aprender a tomarnos las cosas mucho menos en serio. Gestionar la mente es
probablemente la mejor protección contra el cáncer.
¿Cuáles son sus conclusiones?
La célula también reacciona al sufrimiento según un modo de supervivencia. El
cáncer se produce cuando el equilibrio celular está en peligro. Ahora sabemos
que el mundo físico es la punta del iceberg de un mundo esencialmente
inmaterial. Pero el ego, que controla el funcionamiento social, nos impide
comprenderlo en su amplitud. Fíjese…
Dígame.
Es interesante observar que las células cancerosas, desligadas de su entorno,
se comportan de manera similar al ego.
Fuente: Guía Cuerpo Mente
Vivir Conscientes es un blog orientado a difundir valores, conocimientos e
información que promuevan una mayor consciencia para una vida plena y el
cuidado de nuestro planeta.