NOTICIAS DE
EL LUGAR QUE TE
CORRESPONDE Ahí donde estás es tu lugar
perfecto, es el sitio que has generado por correspondencia con tus pensamientos, sentimientos,
palabras y acciones. Dios no tiene la culpa si tu vida es miserable, si estás
enfermo, sufres, o careces hasta del mínimo para alimentar la vida. Tampoco
te sirve de nada lamentarte, luchar para cambiar las cosas, o rezar de
rodillas tus consabidas letanías del “dame, dame, dame”. ¡Dios no te escucha!
No lo hace porque ya te ha dado el regalo más grande que un padre pueda
otorgar a su hijo: tienes a tu disposición sus ilimitados bienes, con una
chequera en blanco. Pero tú aún no has aprendido cuales son las condiciones
para poder girar a tu favor. La realidad que
vives en este momento, con cada uno de sus detalles, es tu propia creación, y
si no haces algo por cambiar tus actitudes, la inercia se encargará de que
las cosas sigan igual, o quizás peor. Debes comenzar reconociendo cuáles son
los pensamientos, acciones y palabras que te han traído consecuencias tan
funestas. Justo en ese punto tienes una lección por aprender, y mucho que
transformar en ti mismo. Si eres de los que
se niega a servir y solo sabes quejarte, si solo consignas mezquindad y
avaricia, ¿cómo puedes esperar que el banco de la vida te respalde con
superlativa abundancia? Si tu conexión con el mundo es de rechazo; si tu
disposición es la de buscar fallas en todo y luchar para cambiar las cosas
¿cómo puede tu cuerpo manifestar armonía y salud perfecta? ¿En qué punto se
halla tu autovaloración?, ¿crees que eres merecedor de aquello que deseas?
¡Si te consideras lo ”peor de lo peor”, tú mismo te
conviertes en el mayor obstáculo para lograr un triunfo! ¿Dónde marca tu
termómetro de la gratitud? Si no valoras y agradeces lo que tienes, ¿Cómo
esperas que te den más? Si nunca consideras suficiente lo que recibes y
siempre quieres más, te arriesgas a que te lo quiten todo, para que aprendas
a valorar lo que perdiste. En todos los
planos se aplican las mismas leyes: adquieres derechos según sean las
habilidades que desarrolles, el manejo que des a tus recursos, y el grado de
compromiso que estés dispuesto a asumir en tus tareas. La prosperidad, la
salud y las buenas relaciones son los frutos que produce tu parcela, cuando
has sido cuidadoso en el proceso de la siembra. No es posible obtener esas
mismas dádivas rezando, y pierdes tu tiempo si esperas que algún día, sin
hacer tu trabajo, la buena suerte te conceda lo que tu mano no labró. Tu realidad
presente no puede ser modificada. No es posible sembrar maleza y recoger
naranjas, porque hay leyes de la naturaleza que lo impiden. Puedes rechazar
la pequeña porción que te ha tocado, y pelear y luchar para alcanzar más
beneficios. Pero eso no te conduce sino a incrementar el sufrimiento. Sabiduría es poder
precisar lo que necesitas cambiar ahora, para que tu futuro ofrezca
horizontes despejados y no limitaciones. Tus maniobras de cambio comienzan en
el nivel sutil de pensamientos y actitudes. No se trata de hacer lo que te
gusta, sino de hacer que te guste lo que haces. La solución a tus problemas
no la hallarás en cambiar el marco de lo externo, sino en afinar lo interno,
para dar lo mejor de ti mismo en cada instante. Si deseas recibir
más, necesitas abrir tu corazón para dar más. Ese “dar más” no significa
repartir cosas materiales, pues a nivel físico solo te corresponde ayudar a
aquellos que están a tu cuidado, bien sea por lazos familiares, o laborales.
Hay muchos más seres necesitados, pero algunos de ellos todavía deben
aprender su lección en la escasez, y no debes ser tú quien lo impida. ¡Dar
más, sí!, pero de otra provisión que hay en ti, que es más preciosa que el
dinero. Tienes un capital, que puede llegar a ser inagotable si lo usas, pero
si lo dejas quieto se extingue. Multiplícalo entonces sin reservas brindando:
amor, comprensión, paciencia, gratitud, aceptación y respeto a todos los que
te rodean. Las leyes universales son sencillas: solo te piden que sonrías,
para que te devuelvan las sonrisas. |
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