NOTICIAS
DE LA ASCENSIÓN, por Hortensia Galvis
CUANDO
OCURREN LOS MILAGROS
En nuestro mundo los milagros
ocurren sólo en contadas ocasiones y por ello se consideran como eventos extraordinarios.
Sin embargo, hacer milagros es un acto normal de creación, para aquellos
que saben alinearse correctamente con el mundo de las causas, regido por
leyes universales inmutables.
Todo hecho milagroso depende de la
alineación correcta de una triangulación de fuerzas. La primera de ellas es
la fe. No puedes llegar a hacer milagros si no estás convencido de que
tienes el poder de hacerlos. Tu primer obstáculo surgirá entonces desde el
nivel mental de las creencias. Si aceptas las dudas, que normalmente te
impone la razón, porque dentro del rigor científico la fe no cabe, quedarás
derrotado aún antes de haber comenzado. Si permites que te abrumen: la
impotencia, o el miedo, tu frecuencia descenderá, y sin saberlo caerás al
nivel más bajo de energía, donde rigen las limitaciones. A partir de
entonces quedará anulada tu facultad de hacer milagros.
Cuando te sustenta una fe muy
firme, tu pensamiento queda magnetizado para conseguir lo que visualiza. La
sugestión es una herramienta sumamente poderosa, que te abre el portal de
la creatividad. Sin embargo, por sí sola la fe no tiene la capacidad de
crear lo extraordinario. Además de fe, necesitas: 2) desarrollar una
correspondencia armónica con la realidad que deseas crear, y 3) realizar
una acción directa para que se manifieste el milagro a nivel físico.
A nadie le sucede nada que no le
corresponda, porque hay una ley universal que rige para todos por igual. Si
a la fe le agregas un segundo paso, que es crear la correspondencia
adecuada, alcanzarás los resultados esperados. Pero, aún si tu fe es muy
firme, y “La Ley
de Correspondencia” no te apoya, cuenta con que los resultados que
obtendrás serán muy distintos a los que deseas.
Correspondencia es igual a
afinidad energética, que opera como un imán poderoso para atraer lo
similar. Esta correspondencia se crea mediante la dirección que imprimes a
tus pensamientos y emociones. Si el primer obstáculo fue del orden mental,
encontrarás el segundo impedimento en el área de las emociones.
Por ejemplo: la afinidad, que te
hace correspondiente con enfermar de SIDA, es la depresión, o actitud
negativa hacia la vida. Cuando indefinidamente reciclas ese tipo de
emociones, estás en proceso de atraer a la persona que aportará el
contagio. Para revertir esa situación y crear el milagro de la sanación, ese enfermo de SIDA debe hacer lo opuesto,
esto es: afinarse en la frecuencia del amor incondicional. Ese cambio
implica un trabajo continuo y muy intenso para incrementar aquello que
tiene en déficit: la aceptación de sí mismo, el respeto, y la autoestima.
Además es necesario que asuma la propia responsabilidad por la situación
que creó, prescindiendo de justificaciones y de echar la culpa a los demás.
En el plano físico también hay un
ingrediente que hay que incorporar, para llegar a la consumación del
milagro. Ese componente adicional es la acción. Si por ejemplo: te estás
enfocando en ganar la lotería, la acción apropiada sería comprar el billete
antes del sorteo. Si el milagro apetecido fuera conseguir una pareja
armónica, debes darte la oportunidad de socializar y de adoptar una
estrategia adecuada, que pueda conducirte a ampliar tu círculo de amigos.
Los milagros son manifestaciones
de nuestro poder como chispas divinas, pero, por ignorancia, la mentalidad humana
los considera inalcanzables. Sin embargo el milagro es solo el resultado
natural de cumplir a cabalidad con determinadas leyes universales. En la
medida en que el hombre asciende a su más elevada posibilidad espiritual,
los milagros se irán integrando como incidentes de la vida diaria. Porque
no existe otro método más efectivo para abrir la mente a lo extraordinario,
el corazón a la gratitud, y la conciencia al contacto con la divinidad. Si
en este momento esa es la mayor necesidad humana… ¡cuenten con que todos
veremos muchísimos milagros!
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