CONSCIENCIA DE
ABUNDANCIA
NOTICIAS
DE
por Hortensia Galvis
Por milenios muchos hombres han
sufrido de miseria, escasez y limitaciones, sin que hasta ahora la sociedad humana
haya podido erradicar ese desequilibrio. Lo sucedido al hombre va en oposición
directa al estado natural de la creación de Dios, que es abundancia infinita, y
provisión perfecta para todas las criaturas. Esta verdad indiscutible nos lleva
a concluir que la pobreza no viene de Dios, sino que es producto del error
humano.
El desvío de las leyes universales
comienza desde que un niño nace. El dogma afirma que es hijo del pecado. Así la
primera imagen que te dan de ti mismo es la de ser indigno. Si a niveles
inconscientes esta información se graba, te guiará la noción de que no mereces
las cosas buenas de la vida. La impronta de culpa te hará repeler todo aquello
que pueda brindarte gozo, desahogo económico y satisfacciones. Y en cambio te
inducirá a aceptar un trayecto erizado de penalidades y carencias.
La segunda falacia es igualmente
grave: inconscientemente aceptas como verdad que “quienes poseen exceso de
riquezas se las han quitado a aquellos que carecen de lo necesario”. Y que “la
única forma de conseguir dinero, es despojando a otros”. Por milenios estas
creencias mentirosas han traído como secuela: las más sangrientas invasiones,
guerras y revoluciones, además de corrupción, mezquindad, avaricia y una carga
de rabia y odio de los desfavorecidos, hacia los más pudientes.
Yo pregunto, si la abundancia
ilimitada de Dios fue puesta a disposición de todos los hombres, ¿por qué
existen los ricos y los pobres? La respuesta es muy simple: la energía de la
abundancia fluye para todos igual. Unos, con gracia saben aceptarla, porque han
aprendido a fijar sus pensamientos en aumentar sus bienes. Otros, por
ignorancia, enfocan la atención en sus carencias, que por supuesto también
crecen y se multiplican. La solución es muy sencilla: “Cambia tu pensamiento y
cambiarás tu mundo”. Toda la energía del universo está ahí para apoyar tus
creaciones. Hay riqueza ilimitada para todos. Pero la prosperidad no podrá
manifestarse a menos que cumplas con un requisito indispensable: hasta que
todos tus pensamientos, sentimientos y palabras sean de abundancia, no podrás
magnetizarte positivamente para recibirla.
Por otro lado, las religiones han
creado un equívoco con respecto al concepto de pobreza. Una cosa es la voluntad
de vivir sin posesiones, para experimentar libremente la abundancia de la
provisión divina. Y otra la actitud equivocada de encontrar méritos
espirituales en las privaciones y carencias. El estar desprovisto de lo
necesario no es la senda que lleva a Dios, porque Dios es abundancia ilimitada.
La pobreza no es una virtud, todo lo contrario, es un pecado, porque contraría
leyes universales. Tu mismo puedes observar sus graves consecuencias. Muchas de
las expresiones más destructivas de la vida nacen como carencias. Allí se
incuban: robos, crímenes, problemas familiares, abuso de alcohol y de drogas,
miedo, envidia, depresión, preocupaciones, desnutrición, suicidio y desordenes
mentales.
Por eso salir de la pobreza es una
prioridad urgente. Si tu siguiente paso evolutivo es volver a Dios, tienes que
aceptar antes su reino. Dos ejercicios muy sencillos pueden ayudarte a
desarrollar la conciencia de abundancia que cambiará tu vida:
1) El subconsciente graba todo lo que
con insistencia le repites. Deja entonces que asimile la siguiente afirmación:
“Yo soy merecedor de todo lo bueno que la vida pueda darme”.
2) Enfoca tu atención en aquello que
recibes diariamente. Concéntrate conscientemente en lo que tienes, y no en lo
que te falta. Con esa nueva actitud disfrutarás más de lo que ya posees, y
atraerás toda la riqueza que por ley universal te corresponde.
.
© 2009 www.de2haz1.com