NOTICIAS DE LA ASCENSIÓN, por Hortensia Galvis - ALIMENTARNOS PARA APOYAR LA VIDA

El ser humano debe ascender a una nueva etapa de su historia evolutiva. Paso a paso se eleva la frecuencia vibratoria del planeta, y esto exige que el individuo afine su energía de acuerdo a tonos cada vez más altos. Hay fuerzas exteriores que están siendo acomodadas, y también patrones de comportamiento humano que deben ser modificados. Por ejemplo: sabemos que la alimentación apropiada es un factor determinante, porque “somos aquello que comemos”. De ahí deducimos que, si queremos trascender aquello que somos, hay que comenzar por cambiar aquello que comemos.

La transformación de la nutrición humana ha comenzado a caminar muy lentamente. Pero poco a poco, lo que se consideraba el típico menú familiar, va quedando en el olvido. Porque ya la medicina preventiva ha tomado la bandera de enseñar como los productos de origen animal pueden dañar el cuerpo, y, en cambio, algunas combinaciones de ciertos vegetales pueden restaurar la salud a un organismo desequilibrado. Eso está muy bien, pero la revolución en la alimentación adquiere un propósito más amplio, si tomamos en cuenta otras perspectivas desde los planos de la conciencia y del espíritu.

Para que la cualidad más elevada de un ser despierte, primero tiene que aprender a apoyar la vida y no la muerte. Si escoge sustentar la vida, debe consumir vida, porque, si de muerte se alimenta, como muerte se consume. Mediante la sangre derramada no se puede alimentar la vida, porque existe una ley natural irrevocable, que decreta la descomposición de la materia muerta. Una vez que ha comenzado la putrefacción de la carne, no es posible suspenderla, sino que continúa hasta que el proceso de desintegración esté completo. Por eso cuando un organismo muerto es el alimento de uno vivo, sutilmente trasmite su mensaje de corrupción y decadencia a cada célula del cuerpo que alimenta.

En cambio los efectos de una dieta vegetariana son completamente diferentes. La semilla vegetal es activada por la tierra cuando es penetrada por el agua y besada por el sol. Al asomarse a la vida el pequeño retoño instintivamente buscará la luz y se abastecerá de ella. El reino vegetal no es otra cosa que luz y color almacenados. Cada trozo de raíz, tallo, hojas, flores, frutos y semillas, que consumes, son rayos de sol aprisionados. Una planta ofrendará sus frutos desinteresadamente, y estará siempre dispuesta a dar sin exigir nada a cambio, porque su conciencia es de luz. Por eso tú afirmas la vida al incorporar los vegetales a tu cuerpo. Como luz, ellos avivan en tu ser la llamada del amor, del silencio y de la entrega.

Toma en cuenta entonces que, si escoges alimentarte con animales muertos, estarás anclando en ti más densidad, y recobrando instintos que ya la especie humana ha superado. Con ello, a nivel de conciencia te expones a bloquear tus propias fuerzas y caer en el abismo de quienes no saben, ni quienes son, ni por qué existen. Además, cuando la carne de esos seres torturados se transforma en tu sangre y en tus huesos, también asientas dentro de ti el dolor atroz de esas criaturas masacradas. Adicionalmente recuerda que la “Ley de la Correspondencia” no perdona: si eres un depredador, atraerás depredadores. ¿No son estos motivos suficientes para escoger concientemente lo que comes?

En cambio, si aprendes a vivir de la luz del sol, envasada en vegetales, la naturaleza te aceptará como luz, y despertará tu alma. Aprenderás a servir lo más sagrado, que es el respeto por la vida y las leyes del amor. Disolverás tu agresividad y serás paz. Esas son precisamente las características de la nueva conciencia que a ti te corresponde ahora sembrar y proteger, si deseas aprovechar la gracia de este momento evolutivo, que te ofrece una transformación sin precedentes.


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