Miguel Ruiz
El Cuarto Acuerdo
«Haz siempre lo máximo que puedas»
Sólo
hay un acuerdo más, pero es el que permite que los otros tres se conviertan en
hábitos profundamente arraigados. El Cuarto Acuerdo se refiere a la realización
de los tres primeros: Haz siempre lo máximo que puedas.
Bajo
cualquier circunstancia, haz siempre lo máximo que puedas, ni más ni menos.
Pero piensa que eso va a variar de un momento a otro. Todas las cosas están
vivas y cambian continuamente, de modo que, en ocasiones, lo máximo que podrás
hacer tendrá una gran calidad, y en otras no será tan bueno. Cuando te
despiertas renovado y lleno de vigor por la mañana, tu rendimiento es mejor que
por la noche cuando estás agotado. Lo máximo que puedas hacer será distinto
cuándo estés sano que cuando estés enfermo, o cuando estés sobrio que cuando
hayas bebido. Tu rendimiento dependerá de que te sientas de maravilla y feliz o
disgustado, enfadado o celoso.
En tus
estados de ánimo diarios, lo máximo que podrás hacer cambiará de un momento a
otro, de una hora a otra, de un día a otro. También cambiará con el tiempo. A
medida que vayas adquiriendo el hábito de los cuatro nuevos acuerdos, tu
rendimiento será mejor de lo que solía ser.
Independientemente
del resultado, sigue haciendo siempre lo máximo que puedas, ni más ni menos. Si intentas esforzarte demasiado para hacer más de lo
que puedes, gastarás más energía de la necesaria y, al final, tu rendimiento no
será suficiente. Cuando te excedes, agotas tu cuerpo y vas contra ti, y por
consiguiente te resulta más difícil alcanzar tus objetivos. Por otro lado, si
haces menos de lo que puedes hacer, te sometes a ti mismo a frustraciones,
juicios, culpas y reproches.
Limítate
a hacer lo máximo que puedas, en cualquier circunstancia de tu vida. No importa
si estás enfermo o cansado, si siempre haces lo máximo que puedas, no te
juzgarás a ti mismo en modo alguno. Y si no te juzgas, no te harás reproches,
ni te culparás ni te castigarás en absoluto. Si haces siempre lo máximo que
puedas, romperás el fuerte hechizo al que estás sometido.
Había
una vez un hombre que quería trascender su sufrimiento, de modo que se fue a un
templo budista para encontrar a un maestro que le ayudase. Se acercó a él y le
dijo:
«Maestro,
si medito cuatro horas al día, ¿cuánto tiempo tardaré en alcanzar la
iluminación?». El maestro le miró y le respondió: «Sí meditas cuatro horas al
día, tal vez lo consigas dentro de diez años».
El
hombre, pensando que podía hacer más, le dijo: «Maestro, y si medito ocho horas
al día, ¿cuánto tiempo tardaré en alcanzar la iluminación?».
El
maestro le miró y le respondió: «Si meditas ocho horas al día, tal vez lo
lograrás dentro de veinte años».
«Pero
¿por qué tardaré más tiempo si medito más?», preguntó el hombre.
El
maestro contestó: «No estás aquí para sacrificar tu alegría ni tu vida. Estás
aquí para vivir, para ser feliz y para amar. Si puedes alcanzar tu máximo nivel
en dos horas de meditación, pero utilizas ocho, sólo conseguirás agotarte,
apartarte del verdadero sentido de la meditación y no disfrutar de tu vida. Haz
lo máximo que puedas y tal vez aprenderás que independientemente del tiempo que
medites, puedes vivir, amar y ser feliz».
Si
haces lo máximo que puedas, vivirás con gran intensidad. Serás productivo y
serás bueno contigo mismo porque te entregarás a tu familia, a tu comunidad, a
todo. Pero la acción es lo que te hará sentir inmensamente feliz. Siempre que
haces lo máximo que puedes, actúas. Hacer lo máximo que puedas significa actuar
porque amas hacerlo, no porque esperas una recompensa. La mayor parte de las
personas hacen exactamente lo contrario: sólo emprenden la acción cuándo
esperan una recompensa y no disfrutan de ella. Y ese es el motivo por el que no
hacen lo máximo que pueden.
Por ejemplo,
la mayoría de las personas van a trabajar y piensan únicamente en el día de
pago y en el dinero que obtendrán por su trabajo. Están impacientes esperando a
que llegue el viernes o el sábado, el día en el que reciben su salario y pueden
tomarse unas horas libres. Trabajan por su recompensa y el resultado es que se
resisten al trabajo. Intentan evitar la acción; ésta entonces se vuelve cada
vez más difícil y esas personas no hacen
lo máximo que pueden. Trabajan muy duramente durante toda la semana, soportan
el trabajo, soportan la acción, no porque les guste, sino porque sienten que es
lo que deben hacer. Tienen que trabajar porque han de pagar el alquiler y
mantener a su familia. Son personas frustradas y cuando reciben su paga, no se
sienten felices.
Tienen
dos días para descansar, para hacer lo que les apetezca y ¿qué es lo que hacen?
Intentan escaparse. Se emborrachan porque no se gustan a sí mismos. No les
gusta su vida. Cuando no nos gusta como somos, nos herimos de muy diversas
maneras. Sin embargo, si emprendes la acción por el puro placer de hacerlo, sin esperar una recompensa, descubrirás que disfrutas
de cada cosa que llevas a cabo. Las recompensas llegarán, pero tú no estarás
apegado a ellas. Si no esperas una recompensa, es posible que incluso llegues a
conseguir más de lo que hubieses imaginado. Si nos gusta lo que hacemos y si
siempre hacemos lo máximo que podemos, entonces disfrutamos realmente de
nuestra vida. Nos divertimos, no nos aburrimos y no nos sentimos frustrados.
Cuando
haces lo máximo que puedes, no le das al Juez la oportunidad de que dicte
sentencia y te considere culpable. Si has hecho lo máximo que podías y el Juez
intenta juzgarte basándose en tu Libro de
Cuando
haces lo máximo que puedes no parece que trabajes, porque disfrutas de todo lo
que haces. Sabes que haces lo máximo que puedes cuando disfrutas de la acción o
la llevas a cabo de una manera que no te repercute negativamente. Haces lo máximo que puedes porque quieres
hacerlo, no porque tengas que hacerlo, ni por complacer al juez o a los demás. Si emprendes la acción porque te sientes obligado,
entonces, de ninguna manera harás lo máximo que puedas. En ese caso, es mejor
no hacerlo. Cuando haces lo máximo que puedes, siempre te sientes muy feliz;
por eso lo haces. Cuando haces lo máximo que puedes por el mero placer de
hacerlo, emprendes la acción porque disfrutas de ella.
La
acción consiste en vivir con plenitud. La inacción es nuestra forma de negar la
vida, y consiste en sentarse delante del televisor cada día durante años porque
te da miedo estar vivo y arriesgarte a expresar lo que eres. Expresar lo que
eres es emprender la acción. Puede que tengas grandes ideas en la cabeza, pero
lo que importa es la acción. Una idea, si no se lleva a cabo, no producirá
ninguna manifestación, ni resultados ni recompensas.
Hacer
lo máximo que puedas es un gran hábito que te conviene adquirir. Yo hago lo
máximo que puedo en todo lo que emprendo y siento. Hacerlo se ha convertido en
un ritual que forma parte de mi vida, porque estás vivo.
No disfrutar de lo que sucede ahora mismo es vivir en el pasado, es vivir sólo
a medias. Esto conduce a la autocompasión, el sufrimiento y las lágrimas.
Naciste
con el derecho de ser feliz. Naciste con el derecho de amar, de disfrutar y de
compartir tu amor. Estás vivo, así que toma tu vida y disfrútala. No te
resistas a que la vida pase por ti, porque es Dios que pasa a través de ti. Tu
existencia prueba, por sí sola, la existencia de Dios. Tu existencia prueba la
existencia de la vida y la energía.
No necesitamos
saber ni probar nada. Ser, arriesgarnos a vivir y disfrutar de nuestra vida, es
lo único que importa. Di que no cuando quieras decir que no, y di que sí cuando
quieras decir que sí. Tienes derecho a ser tú mismo. Y sólo puedes serlo cuando
haces lo máximo que puedes. Cuando no lo haces, te niegas el derecho a ser tú
mismo. Ésta es una semilla que deberías nutrir en tu mente. No necesitas muchos
conocimientos ni grandes conceptos filosóficos. No necesitas que los demás te
acepten. Expresas tu propia divinidad mediante tu vida y el amor por ti mismo y
por los demás.
Los
tres primeros acuerdos sólo funcionarán si haces lo máximo que puedas. No
esperes ser siempre impecable con tus palabras. Tus hábitos rutinarios son
demasiado fuertes y están firmemente arraigados en tu mente. Pero puedes hacer
lo máximo posible. No esperes no volver nunca más a tomarte las cosas
personalmente; sólo haz lo máximo que puedas. No esperes no hacer nunca más
ninguna suposición, pero sí puedes hacer lo máximo posible.
Si
haces lo máximo que puedas, hábitos como emplear mal tus palabras, tomarte las
cosas personalmente y
hacer suposiciones se debilitarán y con el tiempo, serán menos frecuentes. No
es necesario que te juzgues a ti mismo, que te sientas culpable o que te castigues
por no ser capaz de mantener estos acuerdos. Cuando haces lo máximo que puedes,
te sientes bien contigo mismo aunque todavía hagas suposiciones, aunque todavía
te tomes las cosas personalmente y aunque todavía no seas impecable con tus
palabras.
Si
siempre haces lo máximo que puedas, una y otra vez, te convertirás en un
maestro de la transformación. La práctica forma al maestro. Todo lo que sabes
lo has aprendido mediante la repetición.
Si
haces lo máximo que puedas en la búsqueda de tu libertad personal y de tu
autoestima, descubrirás que encontrar lo que buscas es sólo cuestión de tiempo.
No se trata de soñar despierto ni de sentarse varias horas a soñar mientras
meditas. Debes ponerte en pie y actuar como un ser humano. Debes honrar al hombre
o la mujer que eres. Debes respetar tu cuerpo, disfrutarlo, amarlo,
alimentarlo, limpiarlo y sanarlo. Ejercítalo y haz todo lo que le haga sentirse
bien. Tu propio cuerpo es una manifestación de Dios, y si honras a tu cuerpo,
todo cambiará para ti. Cuando des amor a todas las partes de tu cuerpo,
plantarás semillas de amor en tu mente, y cuando crezcan, amarás, honrarás y
respetarás tu cuerpo inmensamente.
Cuando
honres estos cuatro acuerdos juntos, ya no vivirás más en el infierno.
Definitivamente, no. Si eres impecable con tus palabras, no te tomas nada
personalmente, no haces suposiciones y siempre haces lo máximo que puedas, tu
vida será maravillosa y la controlarás totalmente.
Los
Cuatro Acuerdos son un resumen de la maestría de la transformación, una de las
maestrías de los Toltecas. Transformas el infierno en cielo. Sólo tienes que
adoptarlos y respetar su significado y su poder.
***********