El Dr. Deepak Chopra hace referencia al Ayurveda, que es la medicina india tradicional y nos habla
sobre el sistema inmune y cuanto poder tienen nuestros pensamientos y emociones
sobre él.
EL COMPROMISO COGNOSCITIVO
PREMATURO
Hay
un experimento que Uds. pueden hacer: se ponen unas moscas en un frasco grande
con tapa durante varios minutos. Si al cabo de ese tiempo, se quita la tapa, el
99.9% de las moscas no pueden salir del frasco. En base a esta experiencia
sensorial inicial, las moscas y su mente-cuerpo, o lo que sea, han estructurado
un compromiso consigo mismas de que ése es el límite de su universo. No pueden
escapar de él, excepto una o dos de las pioneras que se las arreglan para
salir.
En
Este
fenómeno se conoce entre los psicólogos como “compromiso cognoscitivo
prematuro“. Es un compromiso que hacemos con nuestro cuerpo-mente que
finalmente estructura nuestra realidad.
De manera que lo que ves ahí, es
lo que te enseñaron a ver, básicamente. Si no te dijeron que existe, entonces
no existe para ti. El sistema nervioso se desarrolla como respuesta a los
estímulos nerviosos. Eso crea una cierta percepción del mundo y esa percepción
del mundo estructura un sistema de creencias.
¿Cómo se hace un sistema de
creencias?
Por
lo que ves y tocas, por lo que oyes y hueles. Luego el sistema nervioso tiene
una sola función: reforzar el sistema de creencias. En este momento, con las
excepciones del caso, sólo pueden captar menos de una millonésima de los
estímulos presentes de donde están. Menos de una millonésima de los estímulos
presentes puede entrar en el sistema nervioso. Y estos son los que refuerzan lo
que Uds. piensan que existe.
Si
Uds. no piensan que existe, ni siquiera lo van a ver. De manera que el dicho
“ver para creer” es al revés: “creer para ver“. De aquí que si no se cree en
algo, no se le ve y no se le oye, no se le puede tocar, gustar, ni oler.
Nuestro
sistema nervioso ha sido programado para captar sólo un fragmento de la
realidad y con estos fragmentos, que es todo lo que tenemos, no podemos ver el
todo.
Esa es la razón por la que
vivimos alienados, fragmentados, separados de los demás, porque sólo podemos
ver un poco aquí y allá. Y estos fragmentos se han
estructurado como resultado de los compromisos cognoscitivos prematuros que
hemos hecho.
Por
ejemplo, el ojo humano puede ver entre 3.70 y 7.90 billonésimas del espectro.
Esto se puede entender, pero normalmente sólo puede ver dentro de esos límites.
Todo lo que sobrepase estas longitudes de onda, no existe para nosotros.
Hay
instrumentos o aparatos científicos que extienden esos límites, pero sólo un poco.
Lo que percibimos no es exactamente la realidad. No es el aspecto real del
mundo. Es literalmente nuestra manera de mirarlo.
Las
diferentes especies (de animales) lo ven diferente. Si uno pasea con su perro, verá
que huele un universo completamente diferente al nuestro, oye lo que uno no
puede oír.
Una
serpiente siente su medio más en infrarrojo. Un murciélago se orienta durante
su vuelo a través del eco del ultrasonido. Las células del ojo de la abeja no
pueden percibir los colores que nosotros percibimos, pero ven en la zona del
ultravioleta. Cuando la abeja mira una flor, no ve la flor, sino la miel a
distancia. Se pierde la flor, pero nosotros nos perdemos la miel. Los ojos del
camaleón se mueven a lo largo de dos ejes diferentes. No podemos imaginar cómo
ve el camaleón esta sala.
¿Cuál
es entonces el verdadero aspecto, la verdadera textura, el verdadero sonido? La
respuesta es: no hay más que infinitas posibilidades coexistiendo al mismo
tiempo.
De
esas infinitas posibilidades coexistiendo al mismo tiempo, nosotros
estructuramos una realidad perceptual. Y si ocurre
que concordamos con ella, entonces decimos que ahí tenemos la prueba de que
existe.
Lo
que llamamos tiempo no es más que una colección de experiencias subjetivas,
resultado de nuestra realidad perceptual. Pero esa
realidad, es una realidad en un nivel y es un artefacto en otros niveles. No es
toda la historia.
Sir
John Eccles, fisiólogo británico actualmente australiano, quien también ganó el
Premio Nobel, dijo: No existen colores en el mundo real, no hay textura en el
mundo real, ni olores, ni belleza, ni fealdad. Son todas realidades perceptuales, estructuradas en nuestra propia consciencia. Lo
creamos todo mediante nuestra interacción.
Es
un hecho que el Universo está compuesto por campos de fuerza y campos de
materia que provienen de un sólo campo unificado.
LAS CUATRO FUERZAS BASICAS
Hoy,
los científicos afirman que todo lo que uno percibe proviene de cuatro fuerzas
básicas del universo:
la gravedad (la gravitación universal), que
hace que gire el mundo, mantiene unido al planeta;
la electricidad que produce el calor, la luz,
etc.;
el magnetismo que hace que funcione la
pantalla de televisión y todas las demás cosas de nuestra tecnología moderna;
y la gran fuerza que mantiene unido el núcleo
del átomo, es una fuerza muy grande y por eso da la impresión de que en verdad
existe la materia.
Cuando
se logra desarticular esa fuerza, entonces ocurre la explosión nuclear, que es
tan fuerte. Es la fuerza responsable de la radiactividad y la transmutación de
los elementos, y eso es todo.
CAMPO UNIFICADO
Los
científicos sostienen que estas fuerzas provienen de una única fuerza fundamental
dentro de la naturaleza, denominada “campo unificado”. Y nosotros también somos
parte de ello, porque es todo lo que hay.
El
espacio, el tiempo, todo lo que llamamos el universo material, se encuentra
estructurado como resultado de la fragmentación y expresión de estas fuerzas
naturales.
Como
científicos, denominamos a este proceso “fragmentación simétrica” y su
expresión es lo que denominamos “objetos materiales”, separados unos de otros
en espacio y tiempo.
Pero
en realidad, lo que experimentamos como materia es algo que sólo sucede en la
consciencia. Todo el mundo exterior se compone simplemente de campos
energéticos y estos campos energéticos son, en realidad, un sólo campo.
El
espacio y el tiempo también son parte de este campo energético. De alguna
manera este campo se fragmenta mediante la percepción. Podemos convertir ese
campo energético en experiencia de sonido, gusto, forma, color, etc. Luego,
está el proceso de rotulado que se lleva a cabo en nuestra propia consciencia;
y a partir de este campo energético, tenemos el mundo material que percibimos.
Pero
no es así realmente lo exterior. Sólo es así dentro de nuestra mente.
Sin
embargo, la base científica de
La superstición del materialismo es,
literalmente, la causa de nuestra lógica en la medicina occidental y en lo que
podríamos llamar, medicina contemporánea.
Toda la lógica de la medicina contemporánea
se basa en esta superstición de que solamente somos máquinas físicas que han
aprendido a pensar. Que por alguna razón, esta danza de moléculas en nuestro
cuerpo crea lo que llamamos el “pensamiento”.
Y podríamos decir, que nuestra medicina
contemporánea ve el cuerpo como una escultura congelada. Si uno no puede
digerir todo lo que comió, simplemente toma un Alkaseltzer
y se “soluciona” el problema.
Si no puede dormir de noche, se toma una
pastilla para dormir. Y así con todas estas píldoras mágicas que tenemos.
¿Está ansioso? Tómese un tranquilizante. Se
supone que le dará tranquilidad. Si tiene una infección, tome un antibiótico.
Si tiene cáncer dése quimioterapia, radiación. Si
tiene dolor en el pecho, tome nitroglicerina, o mejor aún, hágase una operación
de “bypass”.
Y así, sucesivamente.
Hoy, todavía estamos buscando todo tipo de
pastillas mágicas. Ultimamente, la búsqueda es para
el SIDA. La búsqueda de esta solución mágica es constante. Pero todo el
concepto está equivocado.
Se basa en la idea de que el cuerpo es
material y que los agentes materiales son la causa de la enfermedad. Los
científicos tratan siempre de entender el mecanismo de la enfermedad. De eso,
trata la ciencia.
¿Cuáles son
los mecanismos de la enfermedad?; y luego ¿cómo podemos interferir con esos
mecanismos para prevenir la enfermedad. Lo que sucede, es que la confusión
entre mecanismo y causa última, nos da la idea de que en realidad estamos
haciendo algo.
El hecho es que existe una gran desilusión,
incluso dentro de la profesión médica, con respecto a este enfoque porque
simplemente no funciona. Es un enfoque sintomatológico
que no llega a la causa básica de la enfermedad, enmascara los síntomas de las
enfermedades con tranquilizantes y pastillas para dormir. Las prescripciones
médicas resultan ser la causa No. 1 de drogadicción en el mundo.
….Desde
Y aún en cáncer, donde creemos que estamos
haciendo grandes adelantos, si observamos las últimas décadas, en los últimos
40 años encontraremos que la mortalidad (por edades) atribuible al cáncer, no
ha cambiado ni siquiera el 1%, sino que más bien ha aumentado.
Se sabe que algunos tipos de cáncer son
curables, por ejemplo el Hodgkins y otros. Y aún así,
la comunidad médica que se ocupa de la inmunología teme que en el futuro la
causa más frecuente de cáncer sea su mismo tratamiento, porque utilizamos
drogas tan poderosas que equivalen literalmente a una guerra nuclear dentro de
nuestro cuerpo que destruye el sistema inmunológico y nos hace más susceptibles
a otros tipos de infecciones y a otros tipos de cáncer más terribles.
Este enfoque contemporáneo está siendo
cuestionado actualmente por la comunidad médica y hay muchas escuelas médicas
que están revisando todo este modelo. El modelo es erróneo. No es que los
científicos no tengan buenas intenciones o que los médicos no quieran ayudar a
sus pacientes. Por lo general, la mayoría de los médicos sí lo quieren hacer.
El único problema es que está equivocado el
modelo. Quizás haya que enterrar todo el modelo Newtoniano por obsoleto, porque
en realidad está congelado en la idea de que somos máquinas físicas que han
aprendido a pensar.
EL MODELO AYURVÉDICO
Por lo tanto, hoy me gustaría introducirles al modelo Ayurvédico
que es también el modelo que se está haciendo contemporáneo como resultado del vislumbramiento de la física y de la neurobiología. Y este
modelo no toma al cuerpo como una estructura congelada, sino más bien,
literalmente, como una danza dinámica de energía inteligente.
“El
DNA constituye la información genética que poseemos, donde se encuentra
literalmente toda la información de toda la historia evolutiva, no sólo del ser
humano, sino de todas las especies biológicas. Este DNA (con toda la
información del Universo) que tenemos ahora, no es el mismo que teníamos hace
seis semanas.
El carbono, hidrógeno, nitrógeno, etc., como
materia, no estaban allí hace seis semanas, por lo tanto, según el Ayurveda, si uno cree que somos un cuerpo físico, entonces
se crea un dilema: ¿a cuál nos referimos? El modelo de 1989 no es el mismo que
el modelo 1988, ni el de tres meses atrás.
En realidad cambiamos nuestros cuerpos
físicos con menos trabajo y más rápidamente de lo que nos cambiamos de ropa.
Hay otra cosa que estructura y da la experiencia del cuerpo físico. Pero el
cuerpo físico es como el río que es siempre un nuevo río.
Así que, si no somos el cuerpo físico que
aprendió a pensar, ¿qué somos? ¿De dónde venimos? Hoy, los científicos nos dan
algunas respuestas interesantes.
Si Uds. pudieran ver el cuerpo físico, desde
el punto de vista de un investigador de la física cuántica, se darían cuenta
que está compuesto por átomos y que los átomos están dispuestos a través de
espacios vacíos, apareciendo, desintegrándose, desapareciendo constantemente.
Estas partículas no son objetos materiales, aunque parezcan serlo; en realidad,
son fluctuaciones de energía en el campo energético.
Si pudiéramos ver el cuerpo tal cual es, lo
veríamos, proporcionalmente, tan vacío como el espacio intergaláctico. Cada
átomo del cuerpo es, en sí, un sistema solar completo. Repito, si pudiéramos
verlo tal cual es, sin el artificio de la experiencia sensorial, sólo veríamos
un gran vacío con algunos puntos aislados y descargas eléctricas aisladas.
El Ayurveda tiene
mucho que decir sobre el vacío. El vacío es el terreno esencial de nuestro ser.
Y este vacío no es una porción vacía de nada, es una plenitud de inteligencia
no material. Eso es lo que somos: inteligencia no material que se expresa como
cuerpo material.
El cuerpo material viene y se va, pero la
inteligencia no-material, la plenitud de inteligencia no-material permanece por
siempre. Está más allá del tiempo y del espacio. Estructura la experiencia del
cuerpo físico.
Si pudiéramos conocer esto mediante la
experiencia y no sólo intelectualmente (porque intelectualmente todos los
físicos se están poniendo de acuerdo en esto), entonces, desaparecerían todos
nuestros problemas porque nos daríamos cuenta que no somos seres humanos con
experiencias espirituales ocasionales, sino que en verdad, somos seres
espirituales con experiencias humanas ocasionales.
Y ese cambio básico de percepción cambiaría
nuestra crisis de identidad y también cambiaría completamente nuestra manera de
interactuar entre nosotros, cambiaría todo el Universo y cómo lo
experimentamos.
Los científicos están comprobando que la
realidad es así. Ayer, estuve en Boston con un grupo como éste. Era un grupo
fascinante porque estaba Fritjof Capra (uno de los
mejores físicos de todos los tiempos), estaba también Candice
Bert.
Estoy seguro que conocen a Candice, ella fue Jefa de Biología Molecular en el
Instituto Nacional de Salud. Y creo, que es a ella a quien más se le debe esta
comprensión de lo que es la mente, lo que es el cuerpo, y lo que es el espíritu
(si quieren llamarlo así). Debería ganar el Premio Nobel de Medicina, a menos
que el jurado sea muy chauvinista o machista.
Ya la han postulado varias veces…, pero creo
que indudablemente lo va a ganar por esta magnífica contribución acerca de cómo
la mente se transforma en materia. Hace ya como diez años que descubrió las
endorfinas y consecuentemente los neuropéptidos, que
actualmente han sido estudiados por cientos y miles de científicos.
Fue
Candice Bert
demostró que las fluctuaciones de energía en el campo energético en el que experimentamos
un pensamiento, se transforman en ciertos péptidos en nuestro cerebro. Los
llamó neuropéptidos. Y así, es como se comunican las
neuronas entre sí. Así, es como se hablan las células en el cerebro.
No lo hacen en inglés o castellano, sino en
el lenguaje de estos neuropéptidos, de estas
sustancias químicas, de estas moléculas mensajeras del espacio interior. Y eso
es lo que somos. Ese vacío interior interactúa consigo mismo, crea
fluctuaciones energéticas que experimentamos como pensamientos y luego, los
fragmentos inteligentes de energía se transforman en moléculas de la mente
denominadas péptidos.
En realidad, estos péptidos son como
pequeñas llavecitas que entran en la superficie de otras células, donde hay
pequeñas ranuras para ellas, como pequeñas cerraduras.
Así es que, cuando uno tiene un pensamiento,
éste se transforma en una molécula que es como una llavecita, la cual viaja y
luego encuentra su cerradura; y entra en esa cerradura. Y, una vez que entró en
la cerradura, la célula recibe el mensaje. Estas cerraduras se llaman
receptores, que hay en el cerebro.
Esto, en sí, ya era interesante. Pero lo que
descubrió
Cuando comenzaron a observar las células del
sistema inmunológico, por ejemplo, las que protegen contra el cáncer, las
infecciones, etc., encontraron receptores de los mismos mensajeros químicos en
las células T, en las células B, en los monocitos.
En
otras palabras, tus células inmunológicas, las que te protegen del cáncer y de
las infecciones, están literalmente vigilando cada pensamiento tuyo, cada
emoción, cada concepto que emites, cada deseo que tienes.
Cada
pequeña célula T y B del sistema inmunológico, produce las mismas sustancias
químicas que produce el cerebro cuando piensa. Esto, lo hace todo muy
interesante, porque ahora podemos decir que las células inmunológicas son
pensantes. No son tan elaboradas, como lo es la célula cerebral que puede
hacerlo en inglés o castellano, pero sí piensa, siente, se emociona y desea, se
alegra, se entristece, etc.
En
verdad, numerosos estudios demuestran que cuando una persona está triste y
cuando esta tristeza es prolongada (especialmente, después de la muerte de un
cónyuge, luego de un matrimonio largo), tiene mayor incidencia de cáncer u
otras enfermedades.
Esto,
se debe a que las células inmunológicas están tristes y de luto; tienen un
diálogo interno: “déjennos sóla, no queremos que nos
molesten” y por lo tanto no se preocupan por las infecciones y cancerígenos que
están flotando a su alrededor. Son células pensantes, son conscientes.
Ahora,
Los
produce el estómago, los intestinos, el cólon, los
riñones, las células del corazón. Así que cuando decimos, “lo siento en mis
entrañas”, no estamos hablando simbólicamente, sino muy literalmente, ya que
nuestros intestinos producen las mismas sustancias químicas que nuestro cerebro
cuando piensa.
Lo
mismo ocurre cuando decimos: “mi corazón está triste”. No hablamos
simbólicamente, el corazón realmente está triste.
Así
que
Este
es nuestro primer gran salto, porque creíamos que la mente se encontraba
solamente en el cerebro. Está en TODO el cuerpo.
FUENTE:
Libro
"La mente intuitiva es un regalo
sagrado y la mente racional es un sirviente fiel. Hemos creado una sociedad que
honra al sirviente y ha olvidado el regalo"
Albert Einstein