¿CÓMO PERCIBEN LOS NIÑOS
Aunque
los niños de
La
espiritualidad ayuda a que los niños sean más felices, señalan los resultados
de un estudio realizado con más de 760 niños de colegios religiosos y públicos.
La razón: la espiritualidad, considerada como un sistema interno de creencias,
produce el sentimiento de vivir con un sentido, estimula la esperanza, refuerza
las normas sociales positivas, y proporciona una red social de apoyo, todos
ellos elementos que mejoran el bienestar personal. Estos resultados hacen
pensar en la necesidad de estrategias destinadas a proporcionar a los niños una
educación espiritual, a inculcarles actitudes hacia los demás como la
amabilidad o el altruismo. Porque, en definitiva, la gente feliz es más
tolerante, creativa y productiva, según los científicos.
Aunque nuestros hijos son un poco jóvenes para recibir enseñanzas espirituales
serias, podemos empezar a fomentar su lado espiritual de muchas formas. Por
ahora podríamos que alentarlos a ser amable con otras personas, o mencionar
nuestra creencia cuando contestemos sus preguntas cósmicas.
Sin importar lo pequeños que sean, los pasos que tomemos ahora, los ayudarán a
crear las bases que lo apoyarán durante momentos difíciles en su vida más
adelante. “Como nos lo han mostrado los eventos recientes”, en épocas de crisis
la gente se apoya en sus creencias. Es una forma de ubicarnos y de interpretar
eventos que no comprendemos.”
Lo que podemos hacer para fomentar la espiritualidad en nuestros hijos:
Aclarar nuestras propias creencias.
Tanto si practicas una religión organizada como si no la practicas, necesitarás
decidir en qué crees para poder fomentar la espiritualidad en tu hijo. Eso no
significa que tengas que tener todas las respuestas, pero podrías tomarte algo
de tiempo para considerar estas preguntas: ¿Crees en Dios? ¿Crees que existe un
elemento divino en la creación del mundo? ¿Qué crees que pasa cuando una
persona muere?
Además de tus propias creencias, considera qué tipo de educación espiritual
quieres para tu hijo: Si tú, y tu pareja tienen
diferentes religiones, es prudente decidir cómo enfocarán el tema de la
espiritualidad con su hijo ahora, antes de que sea lo suficientemente grande
como para confundirse con sus distintas opiniones.
Incluye la espiritualidad en su vida desde muy temprana edad.
Los niños pequeños no comprenden quién es Dios, pero tampoco comprenden
realmente quién es un abuelo o una abuela. Aun así, si quieres que conozca a su
abuelita, tendrás que comenzar a hablarle de ella desde el primer día. Es lo
mismo con la idea cósmica de un Dios.
De igual manera que tu hijo cree que su abuelita es una persona importante en
su vida (incluso si la ve muy rara vez), te creerá que Dios también lo es. Y al
introducir en su vida prácticas espirituales desde una edad temprana, tu
pequeño las verá como una parte natural de la vida, y tú tendrás una influencia
espiritual en él antes de que la tengan otras personas.
No finjas tener todas las respuestas.
Cuando tu pequeño te pregunte a dónde va la gente cuando muere, contéstale
sinceramente: “Nadie lo sabe con certeza, pero algunas personas creen que se
van al cielo para estar cerca de Dios. Otros piensan que nacen otra vez en un
cuerpo nuevo”. Inevitablemente, tu hijo te preguntará lo que tú piensas. Si
tienes una firme creencia, compártela con él. Si no, está bien admitir que hay
preguntas para cuales la gente pasa toda su vida buscando una respuesta, y ésta
es una de ellas.
Usa eventos cotidianos para enseñarle espiritualidad.
Las grandes ideas no siempre requieren acciones grandes. Puedes demostrar que
la espiritualidad es parte de la vida diaria, incorporándola en acciones y
palabras cotidianas. Al abrir las cortinas por la mañana, podrías exclamar:
“¡Mira qué bonito día ha creado la naturaleza!” Y a la hora de dormir, podrías
decirle: “Que el Universo te bendiga, mi amor”.
Haz que tu hijo ame la naturaleza.
La naturaleza es un lugar excelente para encontrar una manifestación tangible
de lo divino. “Los niños aprenden con todos sus sentidos: les encanta recoger
una piedra, saltar en un charco o perseguir a una mariposa”. Ayuda a tu hijo a
ver la naturaleza como algo sagrado, demostrando tu propio amor y respeto por
ella.
Cuando vayan a caminar en el bosque o disfruten de un picnic en la playa,
recojan toda su basura (e incluso la de otros), y sean considerados con las
criaturas en su hábitat. Planta un jardín con tu hijo y haz que sea parte de su
rutina diaria revisar juntos el progreso de las plantas. Empieza a recopilar un
montón de desechos para fertilizante orgánico para que tu pequeño vea las
sobras de la comida convertidas en tierra que usarán en su jardín. Inculca en
él la idea de que
Cuéntale historias.
Las tradiciones espirituales del mundo están llenas de historias diseñadas para
explicar todo desde cómo fue creado el mundo hasta por qué a veces la gente
hace cosas malas. Preséntale a tu hijo el concepto de que diferentes personas
tienen diferentes ideas respecto a Dios, aprovechando la enorme cantidad de
literatura que hay al respecto.
Lean juntos historias espirituales ilustradas, pueden ser libros de mitología
hindú, cristiana, metafísica, esotérica o una colección de cuentos populares
griegos o judíos, modificándolos y simplificándolos según consideres necesario.
Esto le dará a tu hijo la oportunidad de tener y crecer con una mente
universal.
Básate en las tradiciones familiares.
La espiritualidad no sólo nos conecta con lo divino; también nos conecta a unos
con otros y con el pasado. Si estás criando a tu hijo con las mismas
tradiciones espirituales con las que creciste, puedes estar seguro(a) de que
sabe que está continuando rituales familiares. Enséñale y transmítele las
creencias que en tu casa se practican y si son creencias mixtas, encárgate de
transmitírselas para que él escoja en el futuro.
Haz que sea divertido.
La religión y la espiritualidad deben ser más alegres que serias y sombrías.
Anima a tu pequeño a que dibuje a Dios, al Universo, las estrellas o que
invente su propia historia sobre cómo fue creado el mundo o simplemente imagine
cómo es el cielo. Actúen juntos en obras teatrales o monten un espectáculo de
marionetas basado en historias de la creación o en tus propios temas
espirituales. Sobre todo, haz lo que la gente espiritual ha hecho durante
siglos: ¡Cantar y Bailar! Si no te sabes canciones tradicionales, hay una gran
cantidad de CDs de música religiosa. No olvides explorar también canciones y
cantos de otras culturas o tradiciones.
Practica el silencio.
Una vez al día o una vez al mes, tómate un momento para sentarte en silencio
con tu hijito. No tienes que presentarle su momento de silencio como una
elevada práctica de meditación, sino simplemente como una pausa tranquilizante
en un día ruidoso. Ya sea que tu hijo use ese momento para comunicarse con lo
divino o simplemente para descansar y recargarse de energía, le ayudará a
ponerse en contacto con lo que está más allá de las minucias cotidianas.
Enséñale una forma sencilla de orar.
Dile a tu pequeño que la oración no es algo que se deja sólo para los domingos
o para momentos en los que se necesita ayuda con algo. Es una herramienta para
comunicarse con el Ser Supremo que vive dentro de él y que lo puede hacer en
cualquier momento. Así que invítalo a orar o meditar contigo en diferentes
momentos, por ejemplo, cuando vea algo hermoso, cuando haga algo nuevo por
primera vez, al despertar o a la hora de dormir.
Una plegaria sencilla para dar las gracias antes o después de los alimentos
puede ser una forma fácil y eficaz de inculcarle aprecio por las cosas
fundamentales de la vida. Si tu hijo es demasiado pequeño para crear sus
propias oraciones, La idea es que tu hijo sepa que Dios, el Universo o el
espíritu divino, siempre está disponible.
Enfatiza el aspecto espiritual de las festividades.
Trata de equilibrar la comercialización de los días festivos con actividades
que destaquen su significado más profundo. Trabaja como voluntaria para una
obra de caridad local, dona alimentos, ropa o juguetes a un asilo de pobres, y
haz que tu pequeño participe eligiendo unas cuantas cosas con las que ya no
juegue. Participa en eventos espirituales que se enfoquen en temas elevados y
de consciencia.
Sigue a tu pequeño.
Deja que te haga preguntas y dale muchas oportunidades para hablar de sus
propias ideas respecto a temas como: Qué es Dios, cómo es el cielo o qué le
pasa a la gente después de la muerte. Trata de no imponerle las respuestas a
sus preguntas. Si te pregunta dónde vive Dios, empieza por preguntarle
qué es lo que él piensa. O pídele que haga un dibujo y te hable de él. La espiritualidad
es algo que va en ambas direcciones: si escuchas atentamente a tu hijo, podrías
descubrir algo en lo que tú nunca habías pensado.
Artículo: Dra. Marianne Neifert.
http://espanol.babycenter.com/toddler/desarrollo-social-y-emocional/espiritualidad/#axzz1BZd449T4
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