¿Qué es la Iluminación?
Pregunta: Utilizaste la palabra
“Ser”. ¿Puedes explicar a qué te refieres con eso?
Eckhart Tolle: El Ser es la Vida
Única eterna y omnipresente que se encuentra más allá de las innumerables
formas de vida que se hallan sujetas al nacimiento y a la muerte. Sin
embargo, el Ser no sólo se halla más allá sino en la profundidad de cada forma,
como su esencia más interna, invisible e indestructible. Esto significa que eso
está a tu alcance ahora, como tu naturaleza más verdadera, tu yo más
profundo. Pero no intentes comprenderla con la mente. No trates de
comprenderla. Sólo puedes conocerla cuando la mente está quieta.
Cuando estás presente, cuando tu atención se halla en forma total e intensa en
el Ahora, podrás sentir al Ser, pero nunca podrá ser comprendido con la mente. Tomar
nuevamente consciencia del Ser y vivir en ese estado de “consciencia sentida“
es la iluminación.
Pregunta: Cuando dices Ser, ¿estás
hablando de Dios? Y si lo estás, ¿por qué no usas esa palabra?
Eckhart Tolle: La
palabra “Dios” ha perdido completamente su significado, a través de miles de
años de mal uso. La utilizo a veces, muy escasamente. Por “mal uso”, me refiero
a que personas que nunca han tenido siquiera un atisbo del ámbito de lo
sagrado, de la infinita inmensidad existente detrás de esa palabra, la utilizan
con gran convicción, como si supieran de lo que hablan. O bien, argumentan en
su contra, como si supieran qué es lo que están negando. Este mal uso origina creencias,
afirmaciones e ilusiones egóticas absurdas, como “Mi Dios o nuestro Dios es el
único dios verdadero, y el tuyo es falso”, o la famosa frase de Nietzche: “Dios
ha muerto”.
La palabra Dios se ha
transformado en un concepto cerrado. Apenas la palabra es pronunciada, se forma
una imagen mental quizás ya no de un anciano de barba blanca, pero sigue siendo
una representación mental de alguien o algo fuera de ti; y, sí, casi
inevitablemente un algo o alguien masculino.
Ni “Dios” ni el “Ser” ni
ninguna otra palabra pueden definir o explicar la inefable realidad que se
halla detrás de la palabra, de modo que la única pregunta importante es si la
palabra es una ayuda o un obstáculo en cuanto a permitirte experimentar Aquello
a lo cual apunta. ¿Apunta acaso más allá de sí misma, hacia esa realidad
trascendente, o se presta muy fácilmente a transformarse en nada más que una
idea, una creencia en tu cabeza, un ídolo mental?
La palabra “Ser” no
explica nada, pero tampoco la palabra “Dios”. “Ser”, sin embargo, tiene la
ventaja de ser un concepto abierto: no reduce el infinito invisible a una
entidad finita. Es imposible formarse una imagen mental de él. Nadie puede
adjudicarse la posesión exclusiva del Ser. Es tu esencia misma, y te
es accesible de inmediato como la sensación de tu propia presencia, la
sensación de “Yo soy” previa a “Yo soy esto o lo otro”. Así que sólo hay un
pequeño paso entre la palabra “Ser” y experimentar el Ser.
Pregunta: ¿Cuál es el mayor obstáculo
para experimentar esta realidad?
Eckhart Tolle: La identificación con tu mente, lo que
hace que el pensamiento se vuelva compulsivo. No poder dejar de pensar es una
espantosa calamidad, pero no nos damos cuenta de esto porque casi todo el mundo
la sufre, así que es considerada “normal”. Este ruido mental incesante te
impide hallar ese dominio de quietud interna que es inseparable del Ser.
Esto también crea un falso “yo” fabricado por la mente, que extiende una sombra
de temor y sufrimiento. Examinaremos todo eso en más detalle más adelante.
El filósofo
Descartes creyó haber encontrado la verdad más fundamental cuando formuló su
famosa frase: “Pienso, luego existo”. De hecho, expresó con eso el error
más fundamental: igualar el pensar con el Ser y la identidad con el pensar. El
pensador compulsivo y casi todo el mundo lo es vive en un estado de aparente
separación, en un insanamente complejo mundo de problemas y conflictos
continuos, un mundo que refleja la creciente fragmentación de la mente. La
iluminación es un estado de “completitud”, de “ser uno”, y por tanto se está en
paz. Se es uno con la vida en su aspecto manifiesto el mundo así como con tu yo
más profundo y la vida no manifiesta uno con el Ser. La iluminación no es
sólo el fin del sufrimiento y del continuo conflicto interno y externo, sino
también el fin de la horrible esclavitud del pensar incesante. ¡Qué increíble
liberación es!
Identificarte con tu
mente genera una cortina opaca de conceptos, etiquetas, imágenes, palabras, juicios
y definiciones que impiden toda relación verdadera. La cortina se interpone
entre tú y tú mismo, entre tú y los demás hombres y mujeres, entre tú y la
naturaleza, entre tú y Dios. Es esta cortina de pensamiento la que crea la
ilusión de la separación, la ilusión de que hay un tú y un “otro” enteramente
separado. Olvidas entonces la realidad esencial de que, debajo del nivel de las
apariencias físicas y las formas separadas, eres uno con todo lo que existe.
Con “olvidas”, me refiero a que ya no logras sentir esta unión como una
realidad evidente por sí misma. Puedes creer que es así, pero ya no sabes si lo
es o no. Una creencia puede ser tranquilizadora. Sólo es liberadora, sin
embargo, a través de tu propia experiencia.
Pensar se ha vuelto una
enfermedad. La enfermedad se presenta cuando las cosas se desequilibran. Por
ejemplo, no hay nada malo con que las células se dividan y multipliquen en el
cuerpo, pero cuando este proceso prosigue en forma independiente del organismo
completo, las células proliferan y tendremos una enfermedad.
La mente es un
instrumento soberbio si la usamos correctamente. Si se le usa en forma
incorrecta, sin embargo, se vuelve muy destructiva. Para ser más preciso, no se
trata tanto de que uses tu mente del modo incorrecto, en general no la usas
para nada. Ella te usa. Ésa es la enfermedad. Crees que eres tu mente.
Ese es el delirio. El instrumento se ha apropiado de ti.
Pregunta: No estoy enteramente de
acuerdo. Es cierto que pienso mucho sin sentido alguno como la mayoría de las
personas, pero aún puedo utilizar mi mente para lograr cosas, y hago eso todo
el tiempo.
Eckhart Tolle: Sólo porque puedes
resolver un acertijo de palabras o construir una bomba atómica, no significa
que puedes utilizar tu mente. Tal como a los perros les encanta morder huesos,
a la mente le encanta hincarle sus dientes a los problemas. Es por eso que
resuelve acertijos y construye bombas atómicas. A ti no te interesan esas
cosas. Permíteme preguntarte esto: ¿puedes liberarte de tu mente cada vez
que quieres? ¿Has hallado el botón que detiene todo el mecanismo?
Pregunta: ¿Te refieres a dejar de
pensar? No, no puedo hacerlo, excepto quizás por unos instantes.
Eckhart Tolle: Entonces la mente te
utiliza a ti. Inconscientemente, te has identificado con ella, de modo que ni
siquiera te das cuenta de que eres su esclavo. Es casi como si fueses poseído
sin darte cuenta: crees que la entidad que se posesionó de ti eres tú mismo. La
libertad se inicia dándote cuenta de que no eres esa entidad que se posesionó
de ti el pensador Saber esto te permite observar a la entidad. Apenas comienzas
a observar al pensador, comienza a activarse un nivel más alto de consciencia.
Comienzas entonces a darte cuenta de que hay un enorme ámbito de inteligencia
más allá del pensamiento, y que ese pensamiento es sólo un diminuto aspecto de
esa inteligencia.
También te das cuenta de
que todas las cosas que realmente importan la belleza, el amor, la creatividad,
la alegría, la paz interior tienen su origen más allá de la mente. Comienzas a
despertar.
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