Rupert Sheldrake considera que existen
campos mórficos –campos morfogenéticos de información
que van moldeando nuestra existencia como parte de una especie. Estos campos
son invisibles, como lo es la gravedad, pero pueden ser observados por sus
efectos. Quizás una de la razones por las cuales la
teoría de Sheldrake no es considerada seriamente por
la ciencia establecida, es debido a que no postula la acción de una fuerza
física conocida –y la ciencia se ha esmerado en erradicar todo tipo de acciones
misteriosas a distancia y de desacreditar el concepto del éter. Sin embargo, el
hecho de que no podamos todavía explicar bien a bien cómo es que ocurre algo no
necesariamente significa que ese algo no ocurre. Y aunque no podamos explicar
cabalmente cómo es que estamos ligados a una conciencia colectiva, cómo es que
en ocasiones podemos conectarnos con los pensamientos de los demás o cómo es
que toda la información que genera nuestra especie nos influye sin entrar en
contacto directamente con nosotros, millones de personas en el mundo han
experimentado esto, más allá de que la ciencia les diga que esto no es posible
dentro de su modelo (dominante y excluyente) del mundo.
Dejemos
que el mismo Sheldrake explique:
La
resonancia mórfica es un principio de memoria en la naturaleza. Todo lo similar
dentro de un sistema autoorganizado será influido por todo lo que ha sucedido
en el pasado, y todo lo que suceda en el futuro en un sistema similar será
influido por lo que sucede en el presente. Es una memoria en la naturaleza
basada en la similitud, y se aplica a átomos, moléculas, cristales, organismos
vivos, animales, plantas, cerebros, sociedades y, también, planetas y galaxias.
Así que es un principio de memoria y hábito en la naturaleza.
Curiosamente esta la intuición del poeta Octavio Paz, quien parece coincidir
con Sheldrake: “Todo es presencia, todos los siglos
son este Presente”, verso que hace algunos años fue inscrito en una moneda conmemorativa
en México y que forma parte del poema “Fuente” incluido en La estación
violenta. Sheldrake va más allá de Bergson, quien
postuló que la memoria no estaba solamente en el cerebro, y sugiere que la
naturaleza misma es memoria, que el espacio es una especie de inmensa
biblioteca que transmite constantemente la información que almacena de manera
no-local. Una fracción de segundo en realidad es un fractal de todos los
siglos. Todo lo que pasó sigue pasando … El ADN, más
que el “libro de la vida”, es el sintonizador o decodificador de la memoria: el
libro de la vida, está inscrito, en su totalidad, en cada cosa.
Esta interconexión a distancia entre los miembros de un grupo, de una especie,
de un reino e incluso de un planeta, en diferentes niveles e intensidades,
revela una nueva concepción ética que abarca todas las manifestaciones de la
existencia:
Un aspecto importante de la resonancia mórfica es que estamos interconectados
con otros miembros de un grupo social. Los grupos sociales también tienen campos
mórficos, por ejemplo una parvada de aves, un cardúmen
de peces o una colonia de hormigas. Los individuos dentro de un grupo social
más grande y los mismos grupos sociales más grandes tienen su propio campo
mórfico, sus patrones de organización. Lo mismo aplica para los humanos.
Lo que haces, lo que dices y lo que piensas puede influir a otra persona por
resonancia mórfica. Así que somos más responsables de nuestras acciones,
palabras y pensamientos bajo este principio que lo seríamos de otra forma. No
hay un filtro inmoral en la resonancia mórfica, lo que significa que debemos
ser más cuidadosos de lo que estamos pensando si es que nos importa el efecto
que tenemos en los demás.
Nuestros pensamientos, dentro de la teoría de Sheldrake,
literalmente constituyen una medio ambiente que permea el planeta y pueden en cierta forma contaminarlo o
depurarlo; podemos, con una idea o un descubrimiento, detonar toda una ola de
creatividad.
Si alguien aprende una nueva habilidad, dijamos el
windsurfing, entonces entre más personas lo aprenden, lo más fácil que esta
actividad se vuelve para todos los demás debido a la
resonancia mórfica. Por otro lado, si enseñas a ratas en Los Angeles un truco nuevo, entonces las ratas en todo el mundo
deberían de aprender este truco más rápido debido a que el primer grupo de ratas ya lo
aprendió.
La teoría de Shelrdake resuena con la selección natural de la evolución
que economiza procesos con una sorprendente eficiencia para seguir avanzando en
su complejidad. Es decir, que un miembro de una especie solo pueda aprender una
conducta o generar una nueva mutación a través de la transmisión genética
vertical sería una pérdida de tiempo. En cambio la transmisión de una nueva
habilidad de manera horizontal, a distancia y difundida entre todos los
miembros de una especie a través de la resonancia mórfica muestra una mayor
eficiencia, tiene sentido evolutivo y posibilita la aceleración de un proceso
de adaptación.
Queda al lector formar su propia opinión y decidir si la teoría de la resonancia
mórfica le resuena o es una versión más del pensamiento new
age, que sin fundamentos en la realidad busca
explicar y espiritualizar el universo como proyección de sus propias creencias.
Personalemente me parece que el modelo de Sheldrake –siendo solo un modelo, una imagen que hace la
mente del universo– es uno de los más coherentes que
ha formulado el pensamiento contemporáneo para acercarse a entender la relación
entre el hombre y la naturaleza, la mente y la materia, Pero esto es sólo una
opinión en base a la intuición y a la experiencia individual; quizás influida
por que el modelo de Sheldrake resuena más con una
concepción poética y espiritual del universo. Pero esto no debería de ser algo
necesariamente desdeñable, ¿acaso no los físicos más reconocidos, incluyendo a
Einstein, incluyeron la elegancia y la belleza de una teoría como una de las
variables a considerarse dentro de la valía de una teoría científica? Siguiendo
lo dicho por Sheldrake, de que las leyes físicas
evolucionan, consideró que posiblemente en este momento en la historia del
pensamiento humano, la resonancia mórfica es una de las puntas de lanza para
entender lo que nos sucede, uno de los modelos que mejor funcionan en un plano
existencial –más allá del cánon científico–
para observarnos en el espejo líquido de memoria atravesada, y seguir
evolucionando hacia un nuevo entendimiento, en sintonía con el principio
mutante del universo.
Una sonrisa en
mi rostro
no significa la ausencia
de problemas,
sino la habilidad
de ser feliz
por encima de ellos..