¿Has sentido que te persiguen en sueños? ¿O que estás desnudo y a la vista de mucha gente?
¿Has despertado llorando o muy angustiado porque alguien te hacía mucho
daño? ¿Has querido matar a alguien en un sueño?
Estos
son los llamados "sueños liberadores de emociones".
En
tu día a día eres atravesado por múltiples
eventos que gatillan una respuesta emocional en
tu interior de la que no siempre eres consciente. En efecto, muchas veces
crees que lo que te dice o te hace otro no te afecta o que sabes
sobrellevarlo muy bien. ¿Acaso no es lo que has estado acostumbrado a
hacer de niño? ¿A sobrevivir a todo? De hecho, es precisamente ese
aprendizaje de sobrevivencia el que lleva implícitas ciertas estrategias,
a veces imperceptibles, que tu "personalidad adaptada" ha
elaborado para rehuir la expresión de las emociones más fuertes.
En
la infancia, estas estrategias son fundamentales para la mantención de la
vida y la salud mental. Si un niño experimenta en su integridad todas las
emociones que lo embargan, literalmente puede ver afectada su vida o su
integridad sicológica. De hecho, se dice que un niño puede llegar a morir
de pena, razón por la que debe bloquear
los recuerdos más dolorosos.
Cuando
eres adulto, sin embargo, no necesitas estar siempre protegido, ya puedes
asumir de mejor forma y con mayores herramientas el efecto que el mundo
exterior produce en ti. ¿Pero cómo recordar siquiera lo que era sentir,
libre de todas las protecciones que en algún momento te fabricaste y de
las que escasamente tienes alguna noción?
Muchas
de esas barreras aún siguen ahí, pero tus emociones necesitan encontrar
un cauce por donde liberarse, por lo menos parte de ellas, para que no se
te queden enteramente atrapadas en el cuerpo y así ayudar a tu salud
sicológica y emocional.
Y
los sueños son una vía perfecta para ello. Porque sin importar el lugar
del camino en el que te encuentres para volver enteramente a ti y
recordar totalmente quién eres, sin importar si entiendes totalmente
todos los desafíos que enfrentas o si sabes qué hacer con lo que la vida
te trae como experiencia, el hecho es que necesitas sentir tus emociones.
Necesitas
darte cuenta de que estás sintiendo mucho miedo, necesitas mirar la
angustia que te está tensionando los músculos de tu espalda y apretando
tu corazón, necesitas sentir la rabia que no te permites experimentar o
que crees poder dominar, necesitas saber que ya no das más ante una
situación determinada. Así es que está muy bien matar a tu jefe en un
sueño, es indispensable que te desesperes ante una ola gigante que viene
a aplastarte, sí tienes que huir siendo perseguido por un monstruo
enorme.
El
primer paso para avanzar en la solución de un conflicto es ver que está
ahí y sentir todo lo que te produce, para poder resolverlo desde el
vientre.
¿Y
la alegría? ¿Y el gozo? ¿Sueñas que vuelas y que disfrutas enormemente de
esa libertad? ¿Reconoces esa sensación como algo ya vivido acaso cuando
no tenías este cuerpo? ¡Mereces recordarlo! Mereces darte cuenta de la
alegría que llevas siempre en tu interior y que muchas veces olvidas.
Tienes que evocarla para que la busques cuando estás despierto.
¿Y
el amor? ¿No es fantástico expresar libremente lo que sientes por otro y
quizá hasta ver lo que despierto no querías?
Los
sueños emocionales son imprescindibles para nuestro equilibrio mental,
sicológico y físico. Y son un recordatorio de nuestra naturaleza divina,
que se cuida y se equilibra constantemente a sí misma.
Edna Wend-Erdel
¿Quieres comentar este artículo o consultar algo
relacionado con él?
Puedes hacerlo aquí: edna@ednawenderdel.cl
|