Amar las sombras

Hacemos cursos, leemos libros de autoayuda, aprendemos a meditar… Queremos amarnos, crecer y evolucionar… Queremos desplegar todo nuestro potencial, ser amorosos, generosos, estar plenos de armonía, buenos sentimientos y paz… ¡Queremos ser felices, exitosos y brillar!

Pero escondidos en algún rincón de nuestro yo, están nuestros “demonios”: la envidia, los celos, el deseo de controlar y manipular, la avaricia, el miedo, el egoísmo… Una verdadera caja de Pandora que, por todos los medios, queremos evitar, combatir u ocultar.
Pero todo lo que combates te debilita, todo lo que ocultas de ti mismo sigue estando allí de todos modos, y para conocerse y amarse a sí mismo, crecer y evolucionar de verdad, la honestidad es fundamental.

Para poder amar nuestras sombras tenemos que dejar de lado nuestra mente, condicionada por los demás, por la sociedad y la religión. Tenemos que estar presentes en el aquí-ahora, y vivir con intensidad ese estado o emoción.

El rechazo, los juicios y las críticas no sirven, pues nos hacen sentir culpables y hacen que amarnos a nosotros mismos sea imposible.

Y si comprendemos que en realidad la oscuridad no existe, sino que hay apenas una ausencia de luz, entonces percibimos que amar nuestros lados oscuros y sombríos es fundamental.

Lo primero es la aceptación total e incondicional de todo lo que somos, incluidos esos aspectos que juzgamos o rechazamos, la mayoría de las veces a causa de los condicionamientos que hemos recibido de la sociedad.
Amarnos y aceptarnos aún en medio de la furia, del dolor, la inseguridad, los celos o cualquier otro sentimiento o estado en el que nos encontremos, sea cual sea, y dejando atrás cualquier idea preconcebida de cómo se supone que deberíamos ser.

La aceptación y el Amor tienen una cualidad “milagrosa”: transforman en Luz todo aquello que antes nos causaba horror.

Mirarse al espejo en medio de un ataque de ira, o cuando estamos llorando o temblando de pavor, y en voz alta decirnos: “Te amo y te acepto también con esto, te amo siempre”, ayuda a realizar una verdadera transformación.


De inmediato algo profundo se relaja en nuestro interior. De repente podemos ver nuestra propia belleza aún con el rostro cubierto de lágrimas, o contraído de enojo y frustración. Podemos aceptar y amar nuestra humanidad, y nuestro lado animal, y entonces hemos comenzado nuestro camino en dirección a nuestra divinidad…

Sólo así, amando nuestros lados “oscuros”, es que éstos se convertirán en Luz. No hay atajos ni engaños posibles, pues tarde o temprano todo aquello que hemos intentado ocultar o reprimir saldrá a flote de todos modos, ya sea a través de una enfermedad, un ataque emocional incontrolable o una profunda depresión.

Sólo cuando amamos también nuestras sombras, podemos amarnos a nosotros mismos y amar a los demás con totalidad, profundidad y plenitud.