MADRID, 2 Ago. (EUROPA
PRESS) –
Pasar una semana expuestos sólo a la luz natural durante
una acampada en el bosque o el campo es suficiente para sincronizar los relojes
circadianos con el momento de la salida y la puesta del sol, como demuestra un
experimento realizado por investigadores de
El estudio, publicado este jueves en la revista 'Current Biology', encontró que la
sincronización se produjo durante un corto periodo de tiempo en todos los
participantes en el estudio, independientemente de si eran madrugadores o
trasnochadores en su vida normal. "Es notable cómo cuando estamos
expuestos a la luz solar natural nuestros relojes están perfectamente
sincronizados en menos de una semana con el horario solar", señala el
profesor de Fisiología Integrativa de CU-Boulder
Kenneth Wright.
Los aparatos eléctricos de alumbrado, ampliamente
disponibles a partir de la década de 1930, han afectado a nuestros relojes
circadianos internos, que dicen a nuestros cuerpos cuando hay que prepararse
para dormir y es el momento de la vigilia. La posibilidad de accionar un
interruptor e inundar de luz una habitación hace que los seres humanos estén
expuestos a la luz mucho más tarde en la noche de lo que sería posible de forma
natural.
Incluso cuando las personas están expuestas a las
luces eléctricas durante el día, la intensidad de la iluminación interior es
mucho menor que la luz del sol y el color de la luz eléctrica también difiere
de la luz natural. Para cuantificar los efectos de la iluminación eléctrica, un
equipo de investigación dirigido por Wright, que también es director del sueño
de
Los participantes usaron monitores de muñeca en los que se
registró la intensidad de la luz a la que fueron expuestos, el momento de
exposición a la luz, y su actividad, lo que permitió a los científicos saber
cuándo estaban durmiendo. Al final de la semana, los investigadores también
registraron la sincronización de los relojes circadianos de los participantes
en el laboratorio mediante la medición de la presencia de la hormona melatonina.
La liberación de la melatonina es una de
las maneras en la que nuestros cuerpos señalan el comienzo de nuestra noche
biológica y los niveles de melatonina disminuyen de
nuevo al comienzo de nuestro día biológico. Las mismas cifras se registraron
durante y después de una segunda semana, cuando los ocho participantes (seis
hombres y dos mujeres), con una media de 30 años de edad, acamparon en el
desierto Eagles Nest de Colorado.
Durante una semana, los campistas fueron expuestos sólo a la luz
solar y la luz de una fogata y no se les permitió usar linternas ni
dispositivos electrónicos personales. La sintonía con la puesta del sol y el
amanecer sucedió en todas las personas a pesar de que las mediciones de la
semana anterior indicaron que algunas personas eran propensas a quedarse hasta
tarde y otras a levantarse más temprano.
"Cuando las personas viven en el mundo de la vida moderna,
hay una gran cantidad de diferencias entre los individuos --dijo Wright--.
Algunas personas son tipos de la mañana y a otros les gusta quedarse hasta más
tarde. Lo que encontramos es que los ciclos de luz-oscuridad naturales
proporcionan una fuerte señal que reduce las diferencias que vemos entre los
búhos nocturnos y las aves de la mañana de forma espectacular".
Nuestros genes determinan nuestra propensión a ser
noctámbulos o madrugadores, en ausencia de una señal fuerte que empuje a
nuestros relojes circadianos internos a mantenerse en sintonía con el día
solar, destacó Wright. El nuevo estudio, que demuestra lo fuerte que resulta
una exposición a la señal de la luz natural, ofrece algunas posibles soluciones
para las personas que están luchando con sus patrones de sueño.
Por ejemplo, las personas que naturalmente tienden a quedarse
hasta tarde también pueden encontrar que les resulta más difícil mantenerse
alerta por la mañana en el trabajo o en la escuela, cuando sus niveles de melatonina indican que todavía están en sus niveles
biológicos de nocturnidad. Para combatir la deriva genética de una persona
hacia acostarse más tarde, la exposición a más luz del sol por la mañana y al
mediodía podría ayudar a empujar su reloj interno a dormirse antes.
Además, reducir las luces eléctricas en la noche, renunciando a
ver la televisión a altas horas y acortar el tiempo de exposición a la pantalla
de los ordenadores portátiles y otros dispositivos electrónicos personales
también puede ayudar a los relojes circadianos internos a permanecen más en
sintonía con el día solar, concluye Wright.