Solsticio de verano

 

Este próximo fin de semana, del 21 al 22 de Junio, volvemos a celebrar el solsticio de verano en el hemisferio norte. Es un momento del año muy especial, que se viene celebrando desde hace miles de años, cuando los pueblos antiguos aún escuchaban el lenguaje de los árboles y entendían los susurros del viento y cuando se consideraba que el solsticio era una puerta sagrada al mundo de lo invisible. No solo marcaba el día más largo del año sino también el instante en que el Sol en su máximo esplendor, tocaba el corazón de la Tierra y despertaba los espíritus dormidos de la naturaleza.

 

En épocas que ya hemos olvidado, esta fecha que estamos a punto de celebrar de nuevo era el tiempo de los fuegos rituales, de las danzas bajo el cielo abierto, de los cantos ofrecidos al gran astro como símbolo de vida, abundancia y despertar. La gente se reunía no solo para celebrar sino para recibir visiones, mensajes y guía de las fuerzas invisibles que habitan los bosques, los ríos y las montañas.

 

En ese umbral mágico, los antiguos chamanes abrían los caminos hacia otras realidades. Con la ayuda de sus guías espirituales — animales de poder, espíritus de la tierra, ancestros guardianes — accedían a planos sutiles para sanar, transformar y renacer.

 

Hoy el mundo moderno nos ha alejado de esos rituales... pero el llamado sigue vivo. El solsticio aún guarda su poder. La naturaleza aún nos escucha y por ello como hecho en años anteriores también, este solsticio de verano nos invita a reconectar con esa sabiduría ancestral, enseña a trabajar con sus guías espirituales, sus animales de poder y las fuerzas de la naturaleza que nos asisten, aprendiendo cómo solicitar ayuda y apoyo continuo en todos los aspectos y áreas de nuestras vidas y coordinar asistencia con su Yo Superior.

 

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